Entre Ático, Alfredo Grande y yo Foto : Nora Salas Termina mayo y casi me olvido. El pasado 1º del corriente tuve la oportunidad de participar en el panel de comunicación...

Entre Ático, Alfredo Grande y yo

Profe en Atico 30 Años

Foto: Nora Salas

Termina mayo y casi me olvido. El pasado 1º del corriente tuve la oportunidad de participar en el panel de comunicación social que tuvo lugar en el festejo de los 30 años de Ático - Cooperativa de Trabajo en Salud Mental, gracias a la invitación que me hiciera el compañero Alfredo Grande.

Y nada menos que junto a dos grandes de los medios alternativos, como lo son Oscar Castelnovo, de Agencia Para La Libertad y Fernando Tebele, de La Retaguardia, cuyas agendas siempre tienen algo en común en mi blog Gacetillas Argentinas. No soy especialista en cárceles, pero me conmueven las historias que surgen de la lucha de los familiares de los presos y de los internos mismos, y tampoco suelo realizar entrevistas como las que llevan adelante en la radio de Mataderos porque, ahora, me cuesta demasiado.

Pero algo fluye entre Ático, Alfredo y yo. Es algo que no puedo explicar. O por lo menos, no es tan fácil de hacerlo. En enero cumplí 13 años de periodismo alternativo, entendido como aquel que es opuesto a lo hegemónico, al que lleva la voz cantante de la cultura represora. Y lo llevé adelante desde Cromañón. Empezó con la ayuda a familiares que buscaban a sus hijos y luego me llevó a crear Gacetillas Populares que, después de un hackeo, se transformó en Argentinas.

Esa corriente se llama anticapitalismo y antiimperialismo que se traduce en el combate contra la cultura impuesta por el capital, a través de sus variadas formas y métodos que bien explica Grande en sus artículos que publica en la Agencia Pelota de Trapo. Pero tampoco puedo olvidar que hoy escribo gracias a ese compañero que supo darme una mano en el peor momento de mi vida y eso para mí vale mucho.

Otra corriente es la militancia consecuente que siguen haciendo las y los compañeros de la cooperativa de Colegiales. No es casual que hayan elegido el cooperativismo como modo de trabajo y de vida. Todavía no sé como integrarme a ella. No soy psicoanalista ni psiquiatra. Apenas soy un docente y militante por los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad que todavía no dejé nada para el futuro, salvo el blog en donde intento dar una pincelada de la realidad argentina, latinoamericana, cubana y en lo posible, del mundo en el cual vivimos.

No puedo dejar de agradecerle a Alfredo. Si bien no estoy en ese estado hiperactivo -y me cuesta horrores seguir adelante- al menos puedo escribir simples líneas para dar a conocer lo que pasa. Y trato de ponerle el pecho a las balas del capital que me siguen sacudiendo. Ya no doy clase, pero me abruma la angustia de no poder estar en un aula y a la vez, advierto que necesito parar la máquina.

Pero no puedo dejar de luchar contra el genocida más respetado de la historia. Y más aún, cuando se ensaña con quienes no tienen posibilidad alguna de defenderse. De allí que no pude con mi genio aquel domingo, Día de las y los Trabajadores, para dar cuenta de lo que sucede con el colectivo más vulnerable de la sociedad, el cual integro.

Fue una jornada por las y los que tienen discapacidad como también por ese periodismo alternativo que llevo adelante. Y no queda más que agradecer a quienes lo hicieron posible. No es poca cosa para alguien que sigue luchando a pesar de todas las dificultades que sigue enfrentando.

Muchas gracias a Ático y a Alfredo Grande. Lo hicieron posible y allí estaré cuando me necesiten.

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