Genes simbólicos

Plazoleta Raymundo Gleyzer - Paternal

A veces suelo preguntarme sobre que me ha llevado a lo periodístico. En parte, fue la militancia por los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad y ello es entendible desde mi condición de hipoacúsico. Pero también, como bicho curioso, siempre he tratado de buscar la verdad de lo que ocurre y de aquello que nos molesta. Ello me obligó a buscar un modelo que me permitiera hacerlo.

Soy del ' 63 del siglo pasado y eso explica muchas cosas. Pero no es todo. También soy nacido y criado en Paternal para, luego, ser llevado al centro geográfico de la Reina del Plata. Cualquiera de nosotros bucea en lo familiar, pero se olvida del contexto socio - histórico en el que vivió. Todavía recuerdo aquella infancia en la calle Espinosa, los enormes baldíos, el lechero con su carro verde y las carreras de autitos en el cordón de la vereda. Pero no olvido aquella Unidad Básica de la esquina con la calle Trelles, la peluquería de Don Jesús y el comité del PC en la calle Dickman.

El primer par de zapatos ortopédicos por mi pie plano vino del gobierno peronista del ' 73. Eso no lo olvido jamás. Y ciertas lecturas de la época tampoco. Mi geografía era delimitada por la Avda. Donato Álvarez, Juan Agustín García, la Avenida San Martín, la Avenida Álvarez Jonte y Espinosa. Ese era mi mundo de pibe. Y lo añoro, no tengan dudas.

Barrio obrero. Kelube en la misma cuadra de mi casa. Vecinos sencillos. Y el potrero de enfrente, aunque no sabía ni pegarle a la pelota. Era un tronco hecho y derecho.

Llega la dictadura y la mudanza. Otro mundo. Otras caras. Otras palabras. Nunca imaginé que iba a descubrir cosas en estos últimos años. Siempre leí y escribí. Alguna vez me enamoré. Pero el pasado siempre vuelve de alguna manera.

Buscando un modelo periodístico, encontré a Rodolfo Walsh y lo leí. Fue el fundamento para parte de mi escritura futura. Podemos decir que fue mi primer gen simbólico. Pasa el tiempo y surge la posibilidad de hacer televisión en Barricada TV. Otro gen iba a descubrir hace ya unos años: Raymundo Gleyzer.

Y justo me entero que una de las esquinas donde vivía se transformaba en la Plazoleta que lleva el nombre del documentalista desaparecido. Y hace muy pocos años, supe que formó parte de la promoción del año 1971 de la Escuela de Comercio Nº 3 "Hipólito Vieytes", donde estudié y dí clase, cuando se entregaron los diplomas que se les negaron junto a Eduardo Capello, Felipe Vallese y otros militantes de los ' 70. Por supuesto, me mató la curiosidad.

Mirando los documentales de Raymundo, aprendí donde debe estar la cámara para dar cuenta de las luchas. Su obra fue pionera y tiene una inusitada vigencia, desde "Swift", con la denuncia de los obreros acerca de la contaminación con plomo a "Los Traidores", acerca de la burocracia sindical.

Dos genes simbólicos fueron los que alimentaron mi ser periodístico, sin olvidarme del Che y de Jorge Massetti. Pero Ray iluminó la forma de hacer mi programa Incluyendo en Barricada TV, dando voz a quienes no la tenían o diciendo aquellas verdades que el capital oculta a cada instante.

Y no tengo dudas que fueron, son y serán esos genes no biológicos, los que me guiaron y me guiarán en el futuro de mi praxis periodística. Si bien hoy suelo escribir poco, prefiero hacerlo con rigor informativo y contrastando las fuentes. Pero también alzaré mi voz contra las injusticias, porque jamás voy a quedarme callado y alguna vez han intentado hacerlo. Son los gajes del oficio.

A 39 años de la desaparición de Walsh y a casi 40 de lo acontecido con Gleyzer -faltan pocos días para que ello acontezca- no podía dejar de relatarles todo esto. Forma parte de mi ser, de mi esencia tan particular y especial que me hace distinto. Y como decía Pablo Neruda, "podrán cortar las flores, pero jamás la primavera" para seguir soñando y luchando, como bien definió Galeano, con la utopía, la que nos lleva a seguir caminando en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia.

Entre Ático, Alfredo Grande y yo

Profe en Atico 30 Años

Foto: Nora Salas

Termina mayo y casi me olvido. El pasado 1º del corriente tuve la oportunidad de participar en el panel de comunicación social que tuvo lugar en el festejo de los 30 años de Ático - Cooperativa de Trabajo en Salud Mental, gracias a la invitación que me hiciera el compañero Alfredo Grande.

Y nada menos que junto a dos grandes de los medios alternativos, como lo son Oscar Castelnovo, de Agencia Para La Libertad y Fernando Tebele, de La Retaguardia, cuyas agendas siempre tienen algo en común en mi blog Gacetillas Argentinas. No soy especialista en cárceles, pero me conmueven las historias que surgen de la lucha de los familiares de los presos y de los internos mismos, y tampoco suelo realizar entrevistas como las que llevan adelante en la radio de Mataderos porque, ahora, me cuesta demasiado.

Pero algo fluye entre Ático, Alfredo y yo. Es algo que no puedo explicar. O por lo menos, no es tan fácil de hacerlo. En enero cumplí 13 años de periodismo alternativo, entendido como aquel que es opuesto a lo hegemónico, al que lleva la voz cantante de la cultura represora. Y lo llevé adelante desde Cromañón. Empezó con la ayuda a familiares que buscaban a sus hijos y luego me llevó a crear Gacetillas Populares que, después de un hackeo, se transformó en Argentinas.

Esa corriente se llama anticapitalismo y antiimperialismo que se traduce en el combate contra la cultura impuesta por el capital, a través de sus variadas formas y métodos que bien explica Grande en sus artículos que publica en la Agencia Pelota de Trapo. Pero tampoco puedo olvidar que hoy escribo gracias a ese compañero que supo darme una mano en el peor momento de mi vida y eso para mí vale mucho.

Otra corriente es la militancia consecuente que siguen haciendo las y los compañeros de la cooperativa de Colegiales. No es casual que hayan elegido el cooperativismo como modo de trabajo y de vida. Todavía no sé como integrarme a ella. No soy psicoanalista ni psiquiatra. Apenas soy un docente y militante por los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad que todavía no dejé nada para el futuro, salvo el blog en donde intento dar una pincelada de la realidad argentina, latinoamericana, cubana y en lo posible, del mundo en el cual vivimos.

No puedo dejar de agradecerle a Alfredo. Si bien no estoy en ese estado hiperactivo -y me cuesta horrores seguir adelante- al menos puedo escribir simples líneas para dar a conocer lo que pasa. Y trato de ponerle el pecho a las balas del capital que me siguen sacudiendo. Ya no doy clase, pero me abruma la angustia de no poder estar en un aula y a la vez, advierto que necesito parar la máquina.

Pero no puedo dejar de luchar contra el genocida más respetado de la historia. Y más aún, cuando se ensaña con quienes no tienen posibilidad alguna de defenderse. De allí que no pude con mi genio aquel domingo, Día de las y los Trabajadores, para dar cuenta de lo que sucede con el colectivo más vulnerable de la sociedad, el cual integro.

Fue una jornada por las y los que tienen discapacidad como también por ese periodismo alternativo que llevo adelante. Y no queda más que agradecer a quienes lo hicieron posible. No es poca cosa para alguien que sigue luchando a pesar de todas las dificultades que sigue enfrentando.

Muchas gracias a Ático y a Alfredo Grande. Lo hicieron posible y allí estaré cuando me necesiten.

Militar, convocar y marchar

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Hace un tiempo atrás leía un comentario en Facebook acerca de la militancia, la convocatoria y la marcha, con respecto a la marcha del pasado 24 de marzo. Y como bien me decía una compañera, no te guardés nada de nadita... Es cierto, suelo ser diplomático y evito discutir, más allá que lo tengo prohibido por prescripción médica, pero a veces es inevitable.

Y como le tenía prometido a Cachito Fukman, quien no tiene que ver con lo mencionado anteriormente, creo que es necesario aclarar el porqué de mi nula militancia en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, y de la figuración de mi blog Gacetillas Argentinas como convocante a la mencionada movilización.

Simplemente sucede que los horarios de las reuniones de dicho espacio coinciden con mi salida de mi horario laboral en el colegio donde aún trabajo y a ello, debe sumarse que mi precaria condición de salud no es estable debido al tratamiento que estoy haciendo. Por otra parte, siempre estuve en ese bando y Gacetillas Argentinas también. No va a ser la primera vez que se convoca a una marcha o se la difunda desde mi blog y que no pueda concurrir. El clima, también, suele hacerme pasar por jornadas embromadas que impiden mi presencia física. Por supuesto, el compañero de la Asociación de Ex - Detenidos - Desaparecidos me respondió que ya lo sabía.

Distinto fue el caso de la Campaña Nacional contra las Detenciones Arbitrarias, convocada por CORREPI y luego tomada como un nosotros por las organizaciones que concurrieron a la marcha del pasado 22 de abril con motivo de la conmemoración del 25º aniversario de la detención, tortura y muerte de Walter Bulacio.

De las cuatro reuniones, asistí a tres de ellas pero no pude ir, por el motivo que he mencionado antes, a la de la Comisión de Redacción. Fue comenzar a militar una causa, cuyas consecuencias se van extendiendo cada vez más y que también afecta a las personas con discapacidad, aunque no lo parezca.

Militar, convocar y marchar puede ser tomado como una implicación en continuado. Es participar en las reuniones para, luego, convocar y marchar. En esta oportunidad pude hacerlo porque todo coincidía. Desde el horario a la modalidad de trabajo. Hasta concurrí a la conferencia de prensa en la Legislatura porteña.

Siempre fue mi preocupación la participación de las personas con discapacidad. No es fácil que ello ocurra en el colectivo que integro por mi condición de persona con discapacidad auditiva (y algo más, agregado hace un tiempito). Desde el transporte inaccesible a los escasos lugares para marchar en cada una de las convocatorias, se va destiñiendo el intento que algunas y algunos realizan. Por dicha razón, muchas veces, los esfuerzos son individuales más que colectivos aunque ello tiene otras causas más profundas que exceden a esta nota.

La Campaña Nacional contra las Detenciones Arbitrarias va a continuar. La marcha del 22 solamente fue el puntapié inicial. Y el documento consensuado lo explica claramente. Pero hay un dato en él que no es menor. Por primera vez, en muchos años, la discapacidad fue mencionada explícitamente al referirse a los afectados por el aparato represivo del Estado.

Desde luego, en cada una de las reuniones no ví a ningún representante de aquellas organizaciones que dicen defender los Derechos Humanos de las personas con discapacidad. Tal vez estarán más ocupadas en conseguir el subsidio de turno o la ubicación acomodaticia en los organismos estatales de asesoría, más que de contralor.

Y para mí fue un lujo. El respeto, la comprensión y la paciencia por parte de muchas y muchos compañeros, desde CORREPI al resto de las organizaciones participantes, fue algo que me conmovió. Y mucho más de lo que puedan pensar. De allí que tenga que agradecerlo. Porque fue mucho esfuerzo y sobre todas las cosas, porque me hicieron sentir uno de ellas y ellos. Más no puedo pedir.

Me acuerdo que alguien me preguntó, antes de integrarme a la cabecera (hasta ese punto fue el aprecio), si no venía alguien más conmigo. Simplemente le respondí que soy un medio. Un bloguero con discapacidad que se anima a luchar en solitario, mientras millones de argentinas y argentinos con discapacidad siguen siendo presas del puntero de turno o de la organización que supuestamente los representa. Luego tuve el placer de ser acompañado por los compañeros del SIPREBA. No hablamos mucho. Lo indispensable para participar de la marcha.

Marché porque estaba convencido, porque sabía que a Walter lo mató la policía y porque también el colectivo que integro suele ser afectado por las viles acciones de los uniformados de todos los colores. No distinguen entre un sordo y una persona con discapacidad mental leve. Ahí tenemos a Cristina Díaz Alem, enfermera de neonatología con discapacidad motriz, procesada por la represión en el Borda mientras los planificadores y ejecutores están sobreseídos o en libertad.

Ojalá que pronto se sumen otros integrantes del colectivo. Es más, las y los convoco a participar en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia o en esta Campaña. Y también a comenzar a organizarse por su propia cuenta. La defensa de nuestros derechos como colectivo tiene que ser realizada desde un nosotros y no, desde lo individual.

Desde aquí, mi agradecimiento a la Dra. María del Carmen Verdú y al resto de las y los compañeros por dejarme militar, convocar y marchar. Tal vez sea el inicio de una nueva etapa, retomando el legado de José Poblete, para reorganizar lo que quería: la unión y organización de todas las personas con discapacidad.

Luchando por el 33 y la discapacidad

Profe en Pantallazo ENACOM

El pasado lunes 18 de abril estuve participando de la jornada político - cultural convocada por Interredes, en ocasión de la presentación de las carpeta técnica de Barricada TV, Pares TV y Urbana TV, como un militante más de la comunicación comunitaria, alternativa y popular pero también por los derechos de las personas con discapacidad.

Apenas bajé del subte, me encontré con una pertinaz llovizna que me obligó a refugiarme en algún techito cercano o en una de las puertas de la Legislatura porteña debido al uso de mis nuevos audífonos. A pesar del mal clima, hubo una buena concurrencia de medios y de periodistas que permitió llevar a cabo la actividad. El pequeño gazebo cubrió, como pudo, la transmisión en vivo llevada adelante por las y los compañeros de Pares TV.

Y quedó claro que, a pesar de la lluvia, somos muchas y muchos los que continuamos la lucha por el 33% del espectro para los medios alternativos y populares, como también que el 33 es de Barricada TV aunque Magnetto siga ocupando ilegalmente la banda que le corresponde a la televisora comunitaria de Almagro que transmite desde IMPA. Son dos 33 que significan mucho para mí, porque si algo he venido batallando es el lugar para que las televisoras y las radios comunitarias tengan su lugar tal como lo estableció la parcialmente derogada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; y porque Barricada TV es mi casa, pues fue el único medio que asumió el compromiso de poner al aire Incluyendo, el programa sobre discapacidad que conduzco por dicha emisora.

Mientras diversos dirigentes de las más diversas expresiones políticas iban pasando por el gazebo, iba advirtiendo que ninguno habló algo acerca de la necesidad de poner al aire las temáticas referidas a la discapacidad y a otros colectivos excluídos, como los pueblos originarios. Sigue vigente aquella columna de Incluyendo en donde expresé que "la discapacidad no tiene lugar en la agenda política". No es un dato menor. Ocurre que las televisoras comunitarias son aquellas que llegan a los barrios, a los lugares más pobres y alejados de nuestro país. ¿Se imaginan que vean mi programa en las villas de la Ciudad de Buenos Aires?. De eso solemos hablar cuando nos referimos a la masificación de nuestros contenidos. Que lleguen a todas y todos. Ni hablar de los barrios humildes de la Reina del Plata y de las principales ciudades de nuestro país. En ellos, las radios cumplen un rol fundamental para la difusión de las problemáticas y, a veces, de sus soluciones.

Por eso tuve mi lugar casi al final de la transmisión. Estar en Barricada TV es otro mundo, más allá de las diferencias que nos puedan separar. Es más lo que nos une. Es la conciencia acerca de la existencia de un colectivo sistemáticamente excluído. Porque no se trata solamente de denunciar las insolencias del poder sino también brindar las herramientas a las personas con discapacidad y sus familiares para que puedan ejercer sus derechos. Los que les corresponden y les son retaceados por quienes tienen la obligación de cumplirlos y hacerlos cumplir de acuerdo a la normativa vigente.

Queda claro que sigue la lucha. Jamás se termina. "El capitalismo es el genocida más respetado de la historia", afirmó el Che. Y mientras transito la mitad de mi vida, la mitad de mi muerte, parafraseando a Alberto Cortez, cuando mi cuerpo y alma ya responden cuando pueden, y no cuando uno quiere, prefiero seguir luchando por los dos 33 y la discapacidad; prefiero morir de pié, y no de rodillas...