¿Qué nos pasa? Parece que nada sacude la modorra diaria. Apenas, algunas y algunos se dieron por enterados de la aparición del cuerpo de Luciano Arruga y ...

¿Qué nos pasa?

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Parece que nada sacude la modorra diaria. Apenas, algunas y algunos se dieron por enterados de la aparición del cuerpo de Luciano Arruga y muchos menos, por lo ocurrido a Franco Casco en Rosario. En Entre Ríos no se movió el amperímetro por la situación en la cual se encuentra Pepe Brem que, otra vez, está junto a su hijo en el hospital colonense sin que nadie atine a darle una mano a un padre que bastante ha batallado.

No nos sacude lo que ocurre en las villas. La urbanización es un sueño eterno y la discapacidad se incrementa a raudales, gracias a las pésimas condiciones habitacionales y sociales. Ni hablar del Rosario envuelto en la red del narcotráfico, al igual que Córdoba, mientras la policía sigue matando pibas y pibes.

Somos pocas y pocos los que estamos echando una mirada a nuestro alrededor y colaboramos con lo que podemos. El Estado ausente, salvo para reprimir a mansalva a las y los trabajadores que siguen reclamando ante la ola de despidos y suspensiones.

¿Qué nos pasa a las y los argentinos?. ¿Seguiremos encerrados en nuestra burbuja?. ¿Continuaremos comprando las mentiras de Clarín, La Nación, Perfil y 6, 7, 8?. Es grave que una parte de nuestra sociedad siga mirando para otro lado. Esa burguesía rampante que cree en la solución final para los pobres y las personas con discapacidad, sin olvidarnos de los pueblos originarios. Y habrá que tener cuidado porque está creciendo algo que se llama fascismo. Las grandes mayorías hacen lo que pueden en el medio de esta selva capitalista, donde algunas y algunos compran ese relato que se va cayendo poco a poco.

Hace unos meses, a alguien se le ocurrió mandarme a leer luego de afirmar que no existe la derecha ni la izquierda. Y que, en todo caso, se preguntaba que izquierda… El verso kirchnerista al palo. En once años solamente pudieron emparchar los agujeros provocados por la crisis de 2001. Es muy poco. Y en estos últimos dos años se han transformado en adalidades del neoconservadurismo, dejando vía libre a la megaminería y al extractivismo hasta llegar al infierno que se viene: el fracking.

¿Estamos dormidos? ¿Qué esperamos para armar una resistencia a esta continuidad noventista que nos amenaza cada día más?. Y allí está nuestra misión, despertarlos para continuar la lucha. De lo contrario, la modorra nos encontrará muertos…

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