En tiempos tan volátiles como fugaces, la poesía resulta ser el oasis en donde el guerrero halla su descanso; el revolucionario, su inspiración y el utópico, su sueño perdido. Si algo he encontrado a lo largo y a lo ancho de mi existencia es, en suma, la humanidad transformada en palabras con rima o sin ella, las que lanzadas al viento son esa brisa renovadora de la existencia a pesar de los huracanes de la desidia, de la intolerancia y de los truhanes de la mentira cotidiana.
Se trata de recuperar el sentido de nuestra propia vida, mediante letras que compongan frases destinadas a reconocer y a reconocernos como humanos en el medio de la perversidad que nos rodea.
Se trata, tan sólo, de intentar renacer de las cenizas a las cuales se nos pretende reducir desde lo material para, así, olvidarnos de nuestra propia condición: la humana, con virtudes y defectos, con riquezas y con miserias...
02/11/05
02/11/05
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